Ha bastado un artículo de opinión crítico para que aparezcan de golpe todos los demonios que andaban ocultos en los armarios. Hablamos, naturalmente, del artículo titulado "La Inquisición Hípica".
A la hora de escribir esto, hoy lunes 2 de febrero, hay ya 29 comentarios. Y las subidas de tono han sido proporcionales al número de respuestas. Hemos asistido a un espectáculo deleznable que deja en muy mal lugar a gente que -se supone- son alguien y tienen algo que decir en la hípica española. Los 29 comentarios son, salvo muy señaladas excepciones, todo un tratado sobre la facilidad con que puede pasar del debate al insulto gente teóricamente de buenos modales y cierta educación. Y, lo más sorprendente, la caballerosidad que se le supone a este personal queda por los suelos cuando -salvo en un par de mensajes- nadie ha hablado dando la cara, o sea, su nombre.
Y esto es muy indicativo. Tanto que, pese a algunas llamadas y correos recibidos solicitando amparo (¿¿*@¡!*??), el artículo y sus comentarios se van a quedar de momento ahí, donde están. Para vergüenza de determinados personajes que han convertido este hilo de debate en estercolero verbal.
Desde el blog lo único que haremos será tomar decisiones atendiendo a los resultados de la encuesta que acabamos de crear sobre la obligatoriedad o no de registrarse para aportar comentarios, como ya se hace en la inmensa mayoría de otros blogs. Ustedes tienen la palabra. Hasta ahora hemos creído en la buena fe y educación de lectores a los que se supone cultos y educados, no siendo necesario ese requisito. Y nos gustaría seguir igual. Claro que eso no significará en absoluto hacer la vista gorda ante insultos claros y directos si se producen.
Hacemos por tanto un llamamiento a la calma, la caballerosidad y los buenos modales a la hora de utilizar el teclado.
Recuerden todos que, muchas veces, la razón se pierde por culpa de las formas.